Sobre mí

Desde que era niña, mi timidez me llevó a observar a la gente. Me fijaba en sus miradas, en sus posturas corporales, en su forma de hablar, en su manera de relacionarse.

 

Esta observación de los demás me permitía conocer a los demás y a mí misma. Como las emociones son universales, la emoción que veía en los demás la veía también en mí, y la unión que sentía con los demás me hacía sentir bien.

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Me di cuenta de que la mayoría de nosotros vamos por la vida ocultando nuestra verdadera esencia, nuestras emociones. Pero siempre hay un momento en que eso sale a la luz.

 

A veces la emoción de una persona se siente en un segundo, en un gesto, en una mirada, y ese segundo es el que quiero plasmar en mis obras de arte, para que ese segundo de autenticidad sea eterno.

 

También hay una notable influencia del arte antiguo en mis obras porque me gusta sentir que hubo gente hace siglos que plasmó las mismas emociones universales que yo quiero expresar hoy, enseñándome que las emociones no sólo son universales, sino también intemporales.

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